miércoles, 27 de agosto de 2008

Los nuevos pijos.

Antes ser pijo implicaba ciertas bases inamovibles que todo el mundo conocía, aceptaba y llegados al caso, si la premisa te convencía, las compartías.
El pijo de pro, el de verdad, era el que llevaba camisa Lacoste con un jersey de Ralph Lauren al cuello. Pantalones de pinza, zapatos náuticos o castellanos, y el pelo cortado en media melena engominada hacia atrás para emular a Mario Conde. El pijo hablaba sin demasiadas ganas, harto del mundo vulgar en el que le había tocado vivir, junto con Pocho, Cuca y Piti. Y el pijo, decía oseasabestelojuro y se quedaba tan ancho.
Estos pijos siguen existiendo, pero hay otros que han subido a su escalón de superioridad. Son los guays.
Es guay ser alternativo, pero también es guay ser progre dicharachero y alardeante de compromiso social. Es guay definirse como comunista porque vas a la fiesta del PCE y después tienes un Audi A3 aparcado delante de la Facultad, regalo de fin de Bachillerato de papá. Es guay ir a conciertos ruidosos con otros amigos igualmente guays. Pero lo más guay es abrir la boca para soltar diatribas políticas hablando de compromiso, solidaridad y demás nobles conceptos que suenan a risa en boca de hijos de médicos, abogados, políticos y dentistas.
Y que nadie me malinteprete porque siempre hay algún listo que dice "mira tú qué gentuza, cómo critica a los pobres chavales".
Que conste que los "pobres chavales" no tienen nada de pobres, aunque les guste el aspecto que prueban como algo novedoso dentro de su bienestar habitual, tan aburrido por otra parte. Los pobres chavales tratan con inmensa frivolidad temas que, no digo yo que no, a alguno igual le preocupan seriamente.
Como comprenderán, a mí los guays no me caen demasiado en gracia. Me pasa lo mismo con los alternativos y otros sectores de la población, incluídos los pijos de jersey al cuello y zapato castellano. Pero bueno, debo reconocer la deuda que tengo con estos grupos tan simpáticos, pues gracias a ellos hay veces que estas cosas se escriben solas.

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