miércoles, 17 de septiembre de 2008

Monomarentales. Osea.

Somos tan políticamente correctos que a la hora de hablar nos da igual cometer las más bárbaras tropelías contra el lenguaje que harían enrojecer a un estudiante de bachillerato -de los de antes, obviamente-.
Ya dije alguna vez que en la tele las periodistas y los periodistos -guiño revertiano- hablan cómo Dios les da a entender, o más bien, el demonio. El otro día estaba desayunando viendo uno de estos programas de tertulias mañaneras, cuando uno de los participantes hablaba de las familias monoparentales.
Pues bien, a su lado, una avezada periodista le corrigió y apuntilló algo así como "y monomarentales". Y el periodista se hizo eco de la apostilla y prosiguió su alocución "es cierto, las familias monoparentales y monomarentales..."
Hay que ser gilipollas -perdón por el entusiasmo, pero es lo que me salió del alma- pensé al oir tamaña estupidez. Monoparental, efectivamente, viene de mono (uno) y parens-tis (padre), pero no "padre" en el sentido masculino que tiene el término, sino relativo a la parentela. Padre deriva de patris, así como madre viene de mater. Por lo tanto una familia puede ser matriarcal o patriarcal, pero nunca marental, porque en latín no existe el término "marens".
El caso es que se quedaron tan anchos, él con su corrección política -que no etimológica- y ella con su reconocimiento y su aportación a la filología clásica, y estas son las cosas que a mí me revientan. Somos tan estúpidos que por tener a todos contentos somos capaces de empeñar la Historia, la Lengua y hasta la ropa interior, si me apuran, para que se nos vean los miembros y miembras y todos estén happies que lo flipas. Que para eso los ingleses son muy listos y pasan de géneros. All stupid, y punto.

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